Julio.
Comenzaba el mes, con un
maravilloso aroma a rocio, proveniente de la ventana.
El invierno apenas
comenzaba y un ambiente fresco llenaba la habitación.
Agarre la sabana con
fuerza, estirando mis musculos, no quería abrir los ojos, estaba tan comoda que
podría quedarme todo el día en esa maravillosa cama, el aroma de Michael estaba
impreso en toda la cama. Dios mio, un mes más… mi estadia aquí habia sido como
estar en un hermoso paraíso, estar con Michael aislada de todo y de todos, era maravilloso.
Pero, extrañaba a mi familia… a Blanca, Veronica, Richard, Mi padre… Mi casa,
mi habitación, mis rosas.
Aunque me costara aceptarlo, extrañaba a mi madre,
tal vez ella disfrutaba el hecho de que yo no estuviera, pero yo si la
extrañaba… ella nunca dejaría de ser mi madre, por muchas cosas malas y
egoístas que hiciera, jamás dejaría yo de perder la esperanza de que ella…
algún día me amaría y necesitaría de la misma manera en que yo lo hacia.
Me
sente en la orilla de la cama, mirando el teléfono, quería llamar, escuchar a
Blanca, sentir la ternura de su voz, reirme con las bromas de Veronica,
contarle cada hermoso detalle que habia vivido desde hace cuatro semanas.
Talvez era mejor esperar un poco más.
Estabamos en peligro… Ahora la policía
buscaba a Michael, y no iba a arriesgarme a que rastrearan la llamada,
conociendo a Frederick. Tenia miedo, miedo de que cumpliera su promesa, esa
promesa que me hiso estar apunto de perder a Michael por miedo a que se
cumpliera. Me pare y camine hacia el espejo, lleve mis manos a mi rostro
cubriéndolo, respirando profundo…
. . .
Narra Michael:
- ¿¡Que!? Dios mio… no puede ser. ¿Janet te lo dijo? ¿Cómo esta mi madre?...
Adam, no pienso volver, no por ahora, Frederick debe estarnos buscando por
cielo, mar y tierra, no me arriesgare… Si, yo sé, yo sé. … No te preocupes, vamos a
estar bien, te agradesco por todo, dile a Lizi que me llame, la necesito…
salúdame a los chicos…. Avisame por correo ¿Si? desde ahora las llamadas no son
seguras. Adiós. – Lleve mis manos a mi
cabeza… tenia que pensar bien lo que haría, no debía exponerla ni al mas minimo
riesgo.
Cerre los ojos un momento…
- Cariño… ¿Te sientes bien?
-
Sí, no te preocupes…
- ¿Sucede algo?
– Ella me conocía perfectamente bien… no podía esconderle nada. Me pare y
acaricie sus mejillas…
- Molly… - suspire, santo Dios cuanto miedo tenia – Adam
acaba de llamarme…
- ¿Qué
paso?... Dime.
- Mi padre se entero que estamos aquí… se entero quien eres, como ocurrió
todo…
- ¿Qué? pero… ¿Cómo?
- ¿Qué? pero… ¿Cómo?
- No lo se, no tengo la mas minima idea,
supongo que mis hermanos ya se lo imaginaban, desde que llegue a San Francismo
me despegue de todos, eran mis vacaciones, y desde que te conoci no he vuelto a
llamar ni una tan sola vez… solo a mi madre y a Janet. Supongo que eso fue
estúpido de mi parte, yo debi decirles, debi…
- No es tu culpa, ellos tenían que
enterarse en algún momento, tu solo…
- No, Molly… ellos no debían de enterarse de esto, no tenían que
hacerlo…
- Pero, nos amamos, no
podemos esconder… - Trato de acariciarme las mejillas pero me aparte.
– No, si podemos… no pienso dejar
que mi padre se te acerque ni quince metros de distancia ¿Has Entendido?
- Pero no creo que él…
- Molly, no lo conoces… él es quizás
mucho peor que tu madre, suficientes problemas hemos tenido ya, no pienso dejar
que te vea.
– Se que no es el
momento indicado pero… ¿No deben enterarse? ¿Cuánto tiempo piensas esconder lo
nuestro? ¿Es que acaso…? – Bajo la mirada.
–Muñeca ¿Cómo puedes siquiera pensarlo?
… Dios mio, no… es por tu protección, por supuesto que los conoceras, en su
debido momento, pero ahora no. No cuando todo esto esta pasando.
- ¿Eso es todo lo que te preocupa?
-
- No… - Suspire, Dios mio,
tenia que pensar ¿Qué es lo que haría? – Mi padre esta buscándonos… no dudo que
en cuestión de días, sepa adonde estamos. Que nos encontrara significaría…
mucho más problemas. – Ella suspiro y se sento rápidamente.
. . .
Blanca: Sea donde sea que este,
esta bien, lo se.
Vero: La
extraño tanto Blanca… mucho más ahora que las cosas se han complicado. Nosotras
aquí comodas en su casa… mientras Ana y Frederick están quien sabe donde,
planeando quien sabe que! Quisiera advertirla…
- Yo también… pero no podemos. Supongo
que ella ha de estar comunicancise con Tom tambien. -¿Y te respondió Tom la llamada?
- Si, él dijo que ella estaba bien, que
no le dijo en donde estaba, pero esta bien.
- ¿Y Tom no pensara volver?
- Suspiro – Lo dudo mucho hija… Esta
casa solo le traerá malos recuerdos, su esposa se fue con ese hombre y su hija…
corre peligro. Es mejor que se quede en Francia un tiempo más.
- ¡Pero esque no puede cruzarse de
brazos! ¡Tiene que hacer algo!
-
¿Y que se supone que hara? Buscar a su hija? ¿Para que? ¿Buscar a su esposa? no
lo creo…
- Pero esque no entiendo…
¿Por qué permitió que Molly se casara con Fred? ¿Qué es lo que esconden Tom y
Carlos Ushban?
. . .
Fred: … ¿Tienes noticias?
xx: No señor… según la información que
averiguamos ella esta en una costa, en America Central, no sabemos exactamente
en donde. El Detective Santibanez dijo hace dos días que tenia información
importante, pero no se ha comunicado…
Fred: Golpeó la mesa - ¡Maldita sea! cuando dare con esa estúpida…
Carlos: deberías de hacerme caso en mi
propuesta hijo… ella no aparecerá de otra forma.
Fred: Lo sé, pero no quiero hacerlo
aún, es muy temprano… no debo actuar tan pronto.
Carlos: ¿Sabes? me harias un favor a
mi también… asi nos desasemos de esa familia de una buena vez.
Fred: No, no aún… No se en donde se
encuentra, necesito encontrarla.
Carlos: ¿Pero porque tanto afán en encontrarla? Sabes que puedes actuar
y salirte con la tuya sin ella!
Fred: No! no papá…
Carlos: ¿pero porque?
Fred:
¡Porque estoy anamorado de ella! ¡Porque me encanta esa mujer! y quiero un hijo
suyo! Solo entonces, talvez piense en la posibilidad de acabar con ella...
Ana: ¡¡Frederick!! Tienes que
venir!!
Fred: ¿Qué? ¿Qué pasa
Ana?
Ana: Es el detective… Ya
sabe adonde están.
. . .
Habiamos preparado el desayuno…
fue muy divertido prepararlo juntos como lo hacíamos todos los días, sentia que
cada día me anamoraba más de él, y mi felicidad aumentaba… no quería irme de
este lugar.
No era el lugar… era la estadia aquí, junto a él. Nos sentamos a
comer, parecía que al estar juntos todos nuestros problemas podían resolverse
de la manera más fácil, que el sonido de nuestra risa podía quitarnos nuestros
miedos, llenarnos el alma del más puro amor.
- ¿Entonces que le dijo la Gallina?
- Molly creo, que me pase de sal.
- ¿Eso le dijo la gallina?
-
No, pero… los huevos están salados.
– Jajaja, ¿eso le dijo?
-
No, Molly ¡Los huevos!... jaja.
–
Ups… Creo que, es una nueva receta.
– Bueno, comeremos asi, jaja…
- ¿y el chiste?
- Ah, creo
que… lo olvide. – Estallamos de la risa, era increíble ver el rostro de Michael
iluminarse de esa manera, él era siemplemente perfecto y cada momento junto a
el era un pedacito de oro que caia desde el cielo para mi.
- ¿Qué hice yo para merecerte Michael?
- Nada, solo existir. Ya eramos uno
para el otro, desde siempre…- Me dedico una hermosa mirada junto con su
maravillosa sonrisa, era tan hermoso… Sono el teléfono.
- ¿Quién será?
- No lo se, ire yo… - se levantó y corrió a la habitación.
- ¿Hola? … ¿Qué sucede?. Por Dios ¿!Que!? Pero ¿Cómo? …
Dios mio ¿Cómo se supone que haremos? ¿Adonde podemos ir?... Esta Bien, haz lo
que sea, dile a Liz que me llame,… No se!! No me presiones… - Escuche a Michael
gritando, asustado, desesperado… algo malo habia pasado estaba segura. Me
levante de inmediato.
-
¿Michael? ¿Todo esta bien…? – Él cerro la puerta de la habitación de golpe,
algo no estaba bien.
Narra Michael:
Anote lo más rápido que pude, mi corazón
estaba acelerado, tenia que pensar bien todo, no desesperarme tanto. – Maldita
sea, estúpido Frederick… quiere quitármela Adam, quiere llevársela…
- Es su esposa.
– ¡¡No lo es!! si pero… mira Adam,
cállate quieres! Kart y Eliot vienen para acá?
- Sí, salieron hace 30 minutos… tiene que
salir de ahí ya!!
- ¿Liz ya lo sabe?
¿Frank…?
- No. Les avisare hoy mismo…
¿Adonde iras?
- No lo se!! Por
ahora solo debemos mantenernos a salvo, ya pensare en algo… Es probable que
regrese a San Francisco. Nos vemos, muchas gracias.
- Ten cuidado por favor, tomalo con
calma.
– No puedo tomarlo con
calma!!
- Michael… - Colgue… Molly estaba tocando la puerta y llamándome,
esto definitivamente no podía estar pasando… Abri la puerta.
- ¡Por Dios Michael! ¿Qué paso? – La
abrase, la abrase con mucha fuerza, tenia miedo, mucho miedo… estaba
desesperado, ella era el aire que respiraba lo que me mantenía anclado a esta
tierra, sin ella estaba condenado a morir.
– Frederick viene para acá.
- ¿¡Que!? Dios mio… ¿Cómo se entero?
- No lo se, no tengo idea, Adam me
llamo… él se entero porque el guarda costas le llamo, que una avioneta
proveniente de San Francisco California a nombre de Carlos Ushban tiene permiso
para aterrizar aquí. – Ella se llevo la mano a sus labios, estaba asombrada,
asustada, pude ver todo eso en sus ojos llorosos.
- ¿¡Qué vamos a hacer!? ¡Él no puede
separarme de ti! ¡¡No puede hacerlo!!
- ¡No lo hara! – Corri y saque las maletas del armario, solo tiraba rápidamente
la ropa. Saque una chaqueta negra y un sobrero de fedora extra. – Ten, amarrate
el cabello, y ponte el sobrero, no dejes que nadie te reconozca. – Ella comenzó
a vestirse y alistar sus cosas.
. . .
- Señora Elizabeth, la buscan.
- ¿Pero quien podrá ser a esta hora? Son casi las diez de la mañana…
ahora voy.
– Elizabeth, Hola…
tanto tiempo.
– Katherine, Dios mio,
cuanto gusto de verte… siéntense ¿Esta es Janet? Pero mirate cariño, como haz
crecido.
– Un placer volver a verte
Liz.
– El placer es todo mio ¿ Y a
que debo su visita?
- Elizabeth, el
esposo de la chica, se enteró en donde estaba Michael.
– Si, lo se… es más acababa de colgar
con Adam, el amigo de Michael… Frank salió a esperarlos en el aereopuerto.
- ¿Eso quiere decir que mi hermano
viene para acá?
- Adam, dijo que regresaría
acá a San Francisco, y no se me ocurre otro lugar que aquí en mi casa…
- Es por eso que vine Elizabeth, estoy
preocupada por mi hijo, y además en unos días viajo a Canada, me mudare y viviré
con mi hijo Randy… necesito hablar con Michael antes.
– Pues no te preocupes, mi casa
siempre estará para ustedes, y lo saben, son la familia de Mike, y el es como
mi hijo…
- Muchisimas gracias, no
sabes cuando te lo agradezco.
– La
policía anda buscando a mi hermano, como se supone que se esconderá aquí? Esta
loco, ha perdido la cabeza desde que se enamoro de esa mujer.
– Molly es una chica muy educada,
hermosa y es una muy buena persona… se que te agradará, Janet.
– Ja, no lo creo…
. . .
- ¿A que hora llegamos?
-
Falta poco señor, son solo cuatro horas de vuelo, en unos veinte minutos
aterrizamos…
- ¿Qué piensas
decirle a Molly, Ana?
- No
tengo idea, no quiero ni verla, necesitamos llevárnosla lejos, a un lugar donde
el miserable ese no la encuentre nunca. Estoy desesperada, esa niña me ha sacado
canas verdes desde pequeña, quiero desacerme de ella lo más pronto posible.
. . .
Ya habíamos empacado todo,
Kart y Eliot estaban en el corredor de la sala hablando con Michael, no se habían
tardado mucho en llegar… Yo estaba en la habitación, frente al espejo...
pensaba en mi madre, en porque me habia tocado una madre como ella, la amaba
pero era difícil comprender que tu propia madre te odia. Me dolia, era una
espina que se me clavaba en el corazón, lloraba… veía el teléfono y me mordía los
labios, deseaba con todo mi corazón poder levantarlo y llamar a mi padre,
decirle cuando lo amo y lo mucho que lo necesitaba. Limpiaba mis lagrimas pero
eran necias y no dejaban de caer.
- ¿Entonces te llevaremos donde Liz?
- Sí, si regresare a San Francisco no hay otro lugar en donde pueda ir.
Pero Eliot, porfavor, encárgate de buscar un buen lugar retirado donde podamos
ir, aunque sea solo a quedarnos un tiempo allá.
– Sí, lo hare… no te preocupes.
– Pero Frederick te buscara siempre
de todas formas, Michael… no puedes esconderte por siempre.
– Lo se, creo que habrá un momento en
el que tendre que solucionar todo.
- ¿Cómo se supone que lo haras?
- ¿Cómo se supone que lo haras?
- … no lo se. - Kart y Eliot intercambiaron miradas.
– No has pensado en que lo mejor
seria de que…. ya sabes.
– La dejes.
- ¡No!... Es que, es que
¿ustedes no comprenden? Dejarla no es una posibilidad, eso no pasará… Ella es
el amor de mi vida!
- ¿Entonces que haras?
- ya vere que hago…
- Tenemos que irnos ya…
- Salgan, ahora voy…
- Te apresuras, encenderé el helicóptero.
– Esta bien.
Estaba hundida en mis pensamientos, en que seria de él, de mi… no podíamos
escondernos por siempre, pero ¿Qué pasaría cuando dieran con nosotros? ¿Qué haría
Fred…? No, no quería, no podía pensar en eso… me daba mucho miedo.
Michael
estaba parado en el marco de la puerta, observándome, lo mire… y el me dedico
una sonrisa bastante finjida, yo slo bajé la mirada y el se acerco y limpio la
lagrima que caia de mi mejilla con su pulgar, acariciando mi rostro… nos
dedicamos una tierna mirada… ambos extrañaríamos mucho este lugar y sobretodo,
nuestra libertad. Amarre mi cabello,
haciendo un moño y me puse el sombrero de fedora.
Michael tomó mi mano y
caminamos fuera de ese lugar… Bajamos las escaleras, mis zapatos hicieron
contacto con la arena de la playa y mire hacia atrás. Michael me jalo de la
cintura para poderme dar un tierno beso en la frente… subimos al helicóptero,
que nos saco de ahí.
. . .
- ¡¡Con fuerza!! ¡Abre esa puerta ya! – Un hombre derribo la puerta, todos
entraron. Ana y Frederick corrieron hacia adentro.
- ¡¡Salgan de donde estén malditos!!
– saco su arma - ¿Tienen miedo? ¿¡Que estas esperando idiota!? ¡¡Sal de donde
quiera que estes!! – Los demás recorrieron todo el lugar.
– Hijo, no están aquí…
-
No hay nadie en este lugar,Fred. – Fred comenzó a caminar alrededor de la
habitación… se sento en una orilla de la cama y respiro profundo.
- ¿Qué estas haciendo?
- Toda la habitación huele a ella… su
aroma esta hasta en la almohada. – comenzó
a sollozar… llevo sus manos a la cabeza. – Se la llevó, me la quito denuevo…
jaja, Maldita sea… ¡¡Maldita sea!! – le disparo al espejo, todos se asustaron…
- Ese bastardo me las va a pagar… ¡¡Le dare un disparo en la cabeza por todas
las veces que la hizo suya!! – Le disparo al armario.
– Calmate Hijo, por Dios….
- ¡¡Callate!!