y te encontre, y me di cuenta que eras tu la unica pieza que me faltaba...

23.1.13

Capitulo 35. Stagnant♥








Mayo, 1986         

Aquí, imaginándote… recordándote, extrañandote con cada fibra de mi ser, con cada suspiro y cada aliento. Dos semanas, dos fatídicas semana sin verte. Me volveria loca, completamente loca de eso estaba segura.
Fred me había engañado. Había dejado el viaje en dos semanas. 
Quizás Michael pensaba que ya me había ido, quizas mientras él lloraba por mi ausencia imaginandome al otro lado del mundo mientras yo estoy aquí lamentando mi completa estupidez.

Pamplinas, estúpida mentira… lo único que Fred quería hacer era engañar a Michael, haciéndolo creer que me había marchado hace dos semanas.  Los días eran años y las horas eran siglos… estaba encerrada en esta maldita casa, con la compañía de Verónica y Blanca. Era grata su compañía, pero el ambiente me sofocaba, amenazaba con matarme de asfixia.
Era una soga que me apretaba cinco centimetros más conforme pasaban los días.

 Mi madre no soportaba verme, se encerraba en su habitación sin dirigirle la palabra ni la mirada a nadie. Frederick, entraba y salía de la casa, en su mundo de lujos y comodidades, nadie sabía adónde iba, nadie sabía que hacía. Nadie podía decir absolutamente nada. 
No había visto a mi padre en casi tres semanas, su ausencia era evidente en la casa y hacía eco en mi corazón, él me enviaba cartas, que eran cortas… pero por lo menos, sabía que se acordaba de mí.  

Me contaba que le estaba yendo muy bien en los negocios en Rusia y lo mucho que le gustaba tomar café en el “Roosevelt” mientras sostenia un libro en sus manos sin poder leerlo, me hacia elogios y me animaba a continuar a pesar de lo duro y difícil que podía ser el día a día.  Aveces por las noches no sabia que hacer ni en que pensar, claro que tenia en quien pensar... pero preferia no hacerlo aunque las lagrimas salieran a cantaradas sobre mis mejillas, debía ser fuerte. 
Aveces Bebía, tomaba un poco de alcohol de la cocina y me bebía casi cuatro botellas, ya había dejado de hacerlo pero los vizios muchas veces son nuestro intento fallido de escaparnos de ciertas situaciones, aveces son escapatorias inutiles. Siempre fallidas.

Esa mañana luego de haber llorado frente al espejo la noche anterior, baje las escaleras, Verónica y Blanca habían hecho lazos muy fuertes… parecían madre eh hija. Me acerque al sofá, y me deje caer sobre él, me ardían los ojos y tenía un fuerte dolor de estomago, tal vez por los cuarenta litros de cerveza que tragué.


Blanca: Molly… ¿bebiste?        
Vero: Uff, - Tosió – no soporto el olor a alcohol.    – Blanca se paro y me abraso -    

Blanca: se supone que ya habías dejado de beber, tenías más de dos meses de no hacerlo… - Me beso la frente y acaricio mi cabello… una caricia un poco familiar -  Tranquila cariño, todo estará bien, ya lo verás. Nosotras iremos contigo a Inglaterra ¿no es así, Verónica?    

Vero: Si! ya verás lo mucho que nos divertiremos – Tomo mis manos – Compraremos ropa Gucci y tal vez veamos chicos guapos de la realeza – Me guiño un ojo -       
Yo: ¿Dónde está mi madre?   

Blanca: No lo sé, preparando sus maletas tal vez, a las cuatro debemos estar ya en el buque… ojala no sea un viaje tan aburrido.       

Vero: .. ya son las diez y no eh terminado de empacar! ¿te ayudo a empacar tus cosas colocha?        
Yo: No, gracias… Fred se encargo de empacar todas mis cosas anoche… - "Y lo había hecho completamente bien" me dije a mi misma recordando la estupida pelea que habiamos tenido la noche anterior... -  Solo iré a verificar que haiga metido todo lo necesario ¿está bien?      

Blanca: Bien.    

– Subí a mi habitación… no había casi nada en ella, solo muebles y tocadores completamente vacios…. y ahí estaba solo y abandonado, mi pobre caramelo.  EL osito de felpa que me había acompañado en sonrisas y lágrimas… no planeaba dejarlo aquí pues tal vez lo necesitaría. Abrí la última gaveta de mi tocador y ahí estaban… mis cigarrillos. Era increíble el tiempo que había estado sin ellos, abrí la cajetilla y solo quedaban dos miserables cigarrillos. Ya no… o tal vez.  Tocaron la puerta, provocando un pequeño sobresalto en mi. -      

Yo: Pase…       
Ana: Molly ¿empacaste todo? es hora de irnos – tomo mis maletas – te ayudare con esto. Hay que salir de aquí cuanto antes. Todos viviremos una nueva vida.        

Yo: ¿y mi padre? ¿Vivirá con nosotros? 
– Solté la pregunta, pues si él no iba… sería totalmente difícil querer sobrevivir.      

Ana: No lo sé, le avise por teléfono y…    
Yo: Espera… ¿llamo?          

- Como lo imagine, mi padre se comunicaba con mi madre por telefono y ella no había sido digna de comunicarme de su llamada o decirme un simple "Saludos" siempre, siempre ella me escondia de mi padre. 
Yo: Debiste haberme avisado, sabes... eh estado muy preocupada no eh sabido de él y queria...

Ana: Si, fue una llamada rápida, dijo que estaba de acuerdo.      
Yo: ¿Qué? – Estaba mintiendo… ella me mentía, siempre. Seguramente mi padre ni siquiera lo sabía -       

Ana: ¡Ya basta, Molly! Cállate la boca y cámbiate, no pensaras irte así. Deberias de botar a ese animal - Dijo señalando a caramelo - ¡Apresurate!


                                                               . . .  




Narra Michael:       

- Dos semanas. 
Planes, planes… ideas para un nuevo proyecto. 
Trabajo, trabajo en medio de todo este caos.  
Papeles, papeles que firmar… canciones que iban y venían. 

Parecía  un títere de mi propia mente. De mi propio corazón. Había ido, aquel día que supuestamente Molly se había marchado, yo había estado ahí, como un idiota preguntando que sucedía y porque esa embarcación no salía aún. Mentira, todo había sido una absoluta mentira… muchísimas cosas pasaban por mi mente, posibilidades, ideas, preguntas. 

¿Y si Molly no se había ido?  ¿Y si Frederick la había lastimado? ¿Y si ella estaba al otro lado del mundo pensando en mí y necesitándome? ¿Y si…?   Estúpida impotencia.   
Llamaba al puerto, preguntaba qué día saldría la embarcación con destino a Inglaterra… no llamaban.  No llamaban, no avisaban… Maldita sea.  Estaba desesperado. –                

Liz: - Abrio la puerta – Michael…?         

Mike: Hola, Liz… Dime.      

Liz: Frank esta al teléfono, dice que Adam quiere hablar contigo.      


- ¿Adam? Adam… Adam Mconery. No era momento de giras… hoy no, ahora no. -     
Mike: ¿Qué? ¿Qué quiere?       

Liz: No lo sé, dijo que era importante.      

– Cerré los ojos, y llevé mis manos hacía mi cuello, el estrés me estaba matando no quería atender esa llamada pero tenía que hacerlo… por lo menos, quería pensar en otra cosa. Baje al salón rapidamente y levante el teléfono -       

Mike: ¿Hola?       
Adam: ¡Michael, meses de no hablar! ¿Qué te ah pasado? pareces haber desaparecido de la faz de la tierra. ¿Cómo estás?       

Mike: Pues, digamos que bien. ¿Qué quieres, amigo? estoy algo ocupado ¿sabes?       

Adam: Esta bien, ya tendremos oportunidad de hablar, necesito reunirme contigo ¿Has pensado en volver a Encino? Sabes, con todo esto de tu nuevo proyecto, te necesitamos aquí. Todos estamos muy ocupados, reuniendo gente, preparando a la disquera…        

Mike: Si, sabes, Yo también estoy muy ocupado… últimamente muchas canciones vienen a mi mente y tengo otras escritas, tengo contratos largisímos que leer, propuestas que firmar, cartas que responder… ni siquiera sé quién soy, Adam.       

Adam: Deberías ordenar tu mente, ni te imaginas tengo demasiado trabajo y compromisos,  con lo de tu nuevo proyecto muchos productores y escritores han llamado, tambíen tengo que leer contratos, revisar las finanzas disponibles a gastar... Cosas familiares, imaginate ahora mismo tengo que dejar a mi hermana al puerto por que ira a una universidad en Inglaterra, mi madre ah estado enferma y necesito medicina…     

- ¿Qué fue lo que dijo? Mi corazón salto, parecio dar un brinco lleno de magia -      

Mike: ¿Qué? ¡Espera! ¿Qué fue lo que dijiste?     

Adam: Que mi madre ah estado muy enferma y necesito…    

Mike ¡No! no… antes de eso… ¿Buque a Inglaterra?       
Adam: Ah, si… a las cuatro de la tarde tengo que dejar a mi hermana en el puerto, incluso ya se me hiso tarde, tengo que…      

- Este chico era genial, sencillamente maravilloso. -     
Mike: ¡Adam! ¿Crees que puedes pasar por mi cuando vayas a dejar a tu hermana Necesito…     

Adam: ¿Qué? pero…       
Mike: ¡Por favor! Adam, luego te explicare todo!       

Adam: Son las doce del mediodía! a salir voy Michael!       
Mike: ¿Puedes hablar con Kart y Eliot? ¡Los necesito! recógelos a ellos también!     

Adam: ¡Espera! ¿Tus Guardaespaldas? pero…      
Mike: ¡Amigo, Necesito de tu ayuda! ¡Avísales, Recógelos y tráelos, nos reuniremos aquí lo más pronto posible! ¡Necesito ir a ese puerto! Después tendremos tiempo para explicaciones y hablaremos sobre nuestros planes.    

Adam: ¡Esta bien! ¡te veo allá!    - Colgamos -      

Liz: ¡Michael, porque gritabas!      
Mike: ¡Funcionara Liz! mi plan funcionara!     

Liz: ¿Qué? ¿Qué plan?      
Mike: Iré con ella, Liz… yo también iré a Inglaterra.     

Liz: - su cara se descompuso -  ¿¡QUE!? ¿¡ESTAS LOCO!?       
Mike: ¡Loco! Desquiciado de amor…    

- Subí rápidamente las escaleras, con Liz siguiéndome -     

Liz: ¿Sabes en lo que te vas a meter? ¡Por Dios Michael! ¡Tu madre ni siquiera sabe que te irás!  ¡¡No te dejara, cometer semejante locura!!       

Mike: Ella me apoyara, lo hará… siempre lo ah hecho.      

Liz: Pero, pero… ¡¡Tu madre ni siquiera sabe quién es la chica!!      

Mike: Eso no importa… Si la amo yo, con toda mi alma, estoy seguro que ella también la querrá.        
Liz: Dios mío… - Suspiro - ¿Y si… no puedes?      

Mike: Al menos… lo intente.          – La mire, no poder no era una opción… -



                                                              . . .  




- Caminé hacia el espejo, amarre mi cabello con un hermoso gancho violeta. Vestidos, vestidos, vestidos… Todos los hermosos vestidos que Papá me había comprado, los dejaría aquí. Menos este hermoso vestido blanco, que llevaba puesto.  Observe mis manos y las deslice sobre mi cuerpo…  ¿Enserio iba a hacerlo…? 

Olvidarme del amor de mi vida para siempre eh irme al otro lado del mundo con mi esposo, que a la vez me odia y me quiere asesinar? 
Era descabellado, lo sé. Pero no debía arriesgarme a perderlo... No, había perdido a Sam por culpa mía, y perder a Michael seria completamente... nisiquiera podia pensarlo.
Era como clavar cuchillos en mi corazón.   -            

Vero: - Entrando – Dios mío, ¡Mírate! Estas Preciosa…          

Yo: - La mire – Yo, Gracias… - Camine hacia la cama y me senté, colocando ambas manos en mi cabeza  -  No puedo hacer esto, Verónica. No quiero irme.         

Vero: ¿Sabes? No se porque lo haces. Simplemente no lo sé, Lárgate!  vete de aquí, con él. ¿Por qué le temes tanto a Frederick? - Se sentó junto a mí -        

Yo: Él es más malo de lo que crees, Pero no puedo decirte porque… no lo sé.         
Vero: ¿Por qué? – Tomo mis manos -  Anda, dímelo…      

- No podía, ya no podía ocultarlo más, esto me estaba matando, era una espina clavada en mi garganta, rompí en llanto -      

Yo: Verónica, por Dios… Fred fue, fue, él… ÉL mato a Sam.         
Vero: ¿¡Qué!?      

Ana: - Entro - ¡Molly! ¿Qué haces aquí! Frederick te está esperando abajo! ¡Anda! – Me jalo -  ¡No podemos llegar tarde!!  - Tomo mis maletas -         

Yo: Yo, pero…     

Ana: Verónica, vete con Blanca! ¡Tú ya deberías estar allá!     
- Ella estaba completamente desorientada, sin duda -      

Vero: S…i, Si.  

– Me miro, sus ojos me decían lo impactada que estaba al haberse enterado… Bajé rápidamente las escaleras siguiendo a mi Madre. Mi Madre… tan desquiciada por lo material, tan enamorada de la hora.  Blanca y Verónica ya se habían ido, me sorprendió lo rápido que Frederick ponía en marcha todo. -   

Ana: ¡Maldita sea, Molly! ¿Te quedaras ahí parada? ¡Larguémonos de aquí!   

- Mire hacia atrás… mi corazón parecía llorar, dolor… sentía dolor en el pecho. Mire mis rosas… Sí, ahí estaban.  Tan lindas, como siempre… Tal vez se marchitarían con el tiempo. 

Tal vez jamás volvería a acostarme en el césped, con un cigarrillo en la mano contando los pétalos de cada una de ellas. Mire mi casa, mi infancia en una inmensa y hermosa mansión… Todo, absolutamente todos los recuerdos se quedarían aquí. Estancados… muertos. 

Entre al auto, junto a Fred, quien le indico al conductor que nos llevara a nuestro destino. Él tomo mi mano y entrelazo sus dedos con los míos, lo mire detenidamente… 
Repudio, Ira, Odio… es lo único que sentía por ese hombre. Aparte mi mano de la suya tan rápidamente, que después él me miro con odio.  Se acerco a mí, y me susurro en el oído -     


Fred: No querrás hacerme enojar ¿verdad lindura?  – Coloco su mano en mi pierna y apretó mi piel, un pequeño gemido salió de mis labios, pues sentía como si mi piel se estuviera cortando – Comienza a cooperar un poco, porque en el mismo instante en que lleguemos juro por Dios que serás mía ¿has comprendido? … kity. 

– Me beso la mejilla. ¿Cómo me había llamado? Quite rápidamente su mano de mi pierna y lo empuje muy fuerte con ambas manos, tenía miedo… pero estaba harta. -        

Yo: ¡Vuélveme a decir kity! y te juro por lo más sagrado que en el mismo instante que lleguemos despertaras muy confundido, sin objeto que meter dentro de mí ¿has entendido? – Lo empuje de nuevo -  …Frederick.       

– El se río, casi a carcajadas, Sí, tal vez no me había creído… pero estaba segura que yo misma mataría a este hombre, oh por lo menos… lo vería morir y seria yo quien reiría  -           

Fred: Eres hermosa.    




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